La historia de Juan Abanto Villavicencio es un testimonio de perseverancia, pasión y amor por las pizzas. Originario de Perú, Juan se mudó a la Toscana cuando tenía tan solo seis años, acompañando a sus padres en busca de una nueva vida. Lo que comenzó como una simple aventura en una tierra desconocida, se convirtió en el inicio de un viaje extraordinario que lo llevaría a convertirse en un exitoso pizzero y embajador de una marca reconocida a nivel mundial.
Hoy para El Duomo, Juan nos cuenta su historia y cómo ha logrado con su pasión su rutina de cada día.
Cuéntame, ¿cómo empezó todo esto? ¿Cómo llegaste a la Toscana desde Perú?
Yo tenía seis años cuando mis padres decidieron venir de Perú a Toscana. Al principio no sabía nada del lugar al que veníamos, pero lo descubrí muchos años después. Tuvimos la suerte de instalarnos en una colina cerca de Florencia, en un pueblo llamado San Casciano. Ahí crecí, estudié la primaria y la secundaria. Es donde tengo mis amistades. Aunque no fui a una escuela de cocina, mi trabajo de hoy en el mundo de la pizza surgió como los mejores amores, por casualidad. Estudié geometría en el instituto de Scandicci, me gradué y luego quería trabajar.
Entonces, ¿cómo llegaste al mundo de la pizza?
Todo comenzó por casualidad. Después de estudiar geometría, no quería seguir con estudios formales, quería trabajar. Un día, mientras hacía pizzas para amigos y familiares, me di cuenta de que a la gente le gustaban mucho. Empecé a tomar fotos de mis pizzas y las subí a Instagram. Fue entonces cuando una empresa de hornos de Escocia me contactó para colaborar. No sabía nada de redes sociales, pero les gustaron mis contenidos y me enviaron un horno para casa. Desde ahí, todo empezó a crecer.
Eso suena increíble. ¿Cómo fue la transición de hacer pizzas en casa a convertirte en embajador de una marca?
Fue un proceso natural. Empezaron a invitarme a eventos en Italia, en lugares como Milán y Roma. En un momento, tuve que decidir entre mi antiguo trabajo y esta nueva oportunidad. Con mi esposa, decidimos que era el momento de dedicarnos a esto. Vivimos en Toscana, un lugar muy turístico, lo que ayudó a que la idea de trabajar con pizzas se consolidara.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo actual?
Lo que más me gusta es la libertad. No podría estar encerrado en un restaurante todo el tiempo. Me encanta conocer gente, hacer pizzas y hablar con los clientes. Ya sea en un evento pequeño o en un matrimonio con 200 personas, disfruto de la interacción y la flexibilidad de mi trabajo.
¿Te has encontrado en situaciones difíciles?
Sí, muchas veces. La experiencia es clave para resolver estos problemas. A veces te piden comenzar a hacer pizzas a las 7, pero luego te retrasan una o dos horas. Con el calor, la masa puede fermentar demasiado y cambiar completamente. Debes encontrar maneras de adaptarse y resolver estos inconvenientes sobre la marcha.
¿Has trabajado con diferentes tipos de hornos?
Sí, he probado varios hornos. Trabajo con una empresa de hornos escocesa porque sus hornos son prácticos y ligeros, ideales para eventos. Un horno de 18 kg que alcanza 500 grados en 20 minutos es perfecto para mi trabajo. Puedo montar y desmontar todo rápidamente, lo cual es esencial en eventos.
¿Cuál es tu lugar favorito en la Toscana?
Es una pregunta difícil. Estoy muy apegado a San Casciano, donde crecí y tengo mis mejores recuerdos de la infancia. Ahora vivo en Greve in Chianti, un lugar que valoro mucho por sus paisajes y calidad de vida. Ambos lugares son muy especiales para mí.
¿Estarías dispuesto a hacer pizzas en eventos en Sudamérica?
¡Claro que sí! Me encantaría participar en eventos en Sudamérica. He colaborado con una multinacional y he hecho eventos en muchos lugares, adaptándome a diferentes tipos de pizza. Sería una experiencia muy divertida y estoy abierto a cualquier tipo de evento.
Para finalizar, ¿qué consejo le darías a alguien que quiera empezar en este mundo de la pizza?
Mi consejo es prestar atención a los detalles. Cosas como el corte de la mozzarella o la elección del tomate pueden parecer insignificantes, pero marcan una gran diferencia en el producto final. Cada pequeño detalle importa para lograr una pizza deliciosa.
En resumen, la historia de Juan es una celebración de la pizza, la cultura y el espíritu emprendedor. Desde su humilde comienzo en Perú hasta convertirse en un embajador reconocido en Italia, Juan ha recorrido un camino lleno de desafíos y triunfos, siempre guiado por su amor por la pizza y su deseo de compartir su arte con el mundo.
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