Descubriendo los pasadizos secretos de Maria Magdalena de’ Medici en el Palazzo della Crocetta que cuentan historias de poder, conspiraciones y discreción. Florencia es una ciudad que fascina no solo por su belleza artística y arquitectónica, sino también por sus misterios ocultos entre callejones, palacios e iglesias. Además de las obras maestras del Renacimiento visibles para todos, la ciudad esconde un intrincado sistema de pasadizos secretos, puertas ocultas, corredores elevados y subterráneos que han permitido, a lo largo de los siglos, que nobles, gobernantes y religiosos se movieran lejos de las miradas del pueblo, a salvo de peligros y curiosidades.
Los pasadizos de los Medici distribuidos en la ciudad de Florencia
Estos pasadizos secretos son parte integral del tejido urbano y cuentan historias de poder, conspiraciones y discreción. Los Medici, señores indiscutibles de la ciudad, fueron algunos de los mayores artífices de este sistema oculto. Un ejemplo icónico es sin duda el Corredor Vasariano, pero hoy en día existen otros pasadizos secretos que merecen ser narrados.
Gracias al Museo Arqueológico de Florencia y a la curadora Claudia Noferi, tuvimos la oportunidad, gracias a una apertura extraordinaria, de explorar el Corredor de la Crocetta y el Coretto de María Magdalena de’ Medici, con una vista exclusiva de la Basílica de la Santísima Annunziata.
María Magdalena de’ Medici, las dificultades físicas y el retiro de la vida pública

María Magdalena de’ Medici, hija de Fernando I de’ Medici y Cristina de Lorena, nació el 29 de junio de 1600 en Florencia. Es una figura particular en la historia de la familia Medici, no solo por su linaje, sino también por sus dificultades físicas, que influyeron notablemente en su vida y en las decisiones arquitectónicas de los palacios florentinos relacionados con ella.
María Magdalena sufría de una malformación física que limitaba sus movimientos.Aunque no hay detalles específicos sobre el tipo de dificultad, su condición la llevó a vivir una vida muy retirada en comparación con otros miembros de la familia. A pesar de sus limitaciones, siempre fue tratada con gran respeto y cuidado, como correspondía a una princesa de su linaje.
En 1620, el Gran Duque Cosme II de’ Medici, hermano de María Magdalena, decidió construir un palacio destinado a ella, el Palazzo della Crocetta, ubicado cerca de la Basílica de la Santísima Annunziata. La elección del lugar no fue casual: el palacio estaba cerca de la iglesia, facilitando así la participación de la princesa en las funciones religiosas, a las que era muy devota. La construcción del palacio fue encargada a Giulio Parigi, uno de los arquitectos más renombrados de la época, quien diseñó un edificio funcional y, al mismo tiempo, refinado, adaptado a las necesidades de la princesa. Lo que hace al Palazzo della Crocetta particularmente interesante es la presencia de una serie de pasadizos elevados y corredores que conectaban directamente la residencia con varios edificios religiosos.

Estos pasadizos, que hoy podrían parecer simples corredores elevados, tenían una función fundamental en la vida de María Magdalena. Debido a sus dificultades físicas, se quería evitar que tuviera que moverse entre la multitud o por las calles, garantizándole así privacidad, evitando la curiosidad de los transeúntes, y seguridad, además de una cierta autonomía en sus desplazamientos.
El Corredor de la Crocetta, el Coretto y la influencia de la familia Medici
Uno de los más conocidos es el corredor médicis que conectaba los antiguos apartamentos de la princesa María Magdalena con la Basílica de la Santísima Annunziata. Este pasadizo permitía a María Magdalena asistir a las misas y ceremonias religiosas sin tener que salir al aire libre, y participar en la vida religiosa manteniendo una separación física con los demás fieles.

Solo dos personas tenían la llave para acceder al pasadizo: la Madre Superiora y, naturalmente, María Magdalena. En el siglo XVII, el corredor daba al jardín del palacio y estaba decorado con imágenes sagradas, terminando en la sala del coretto, desde donde la princesa y las damas de compañía asistían a los servicios religiosos desde una gran ventana, en la nave izquierda, protegida por una reja de bronce dorado. Hoy en día, el corredor está encerrado dentro de una estructura de vidrio y está enriquecido con la colección de Gemas Antiguas, una de las más grandes y prestigiosas del mundo.

La voluntad de los Medici en la construcción del corredor de la Crocetta

El Palazzo della Crocetta representa un ejemplo emblemático de cómo la arquitectura puede ponerse al servicio de las necesidades individuales. La construcción de los pasadizos elevados no sólo respondía a una necesidad física, sino que también reflejaba la voluntad de la familia Medici de ofrecer a la princesa una existencia lo más digna y autónoma posible, a pesar de sus limitaciones. María Magdalena pasó gran parte de su vida en este palacio, retirada pero no aislada, gracias a esta ingeniosa solución arquitectónica que le permitía estar cerca de los lugares de culto y de la vida religiosa de Florencia. Murió en 1633, a los 33 años, dejando una importante huella en la historia de los Medici y de la ciudad.
El Museo Arqueológico de Florencia

El Palazzo della Crocetta hoy alberga el Museo Arqueológico Nacional de Florencia, y los pasadizos elevados que conectaban el palacio con los edificios circundantes siguen siendo visibles, testimoniando una historia única de adaptación arquitectónica a las necesidades de una figura histórica fascinante como María Magdalena de’ Medici.
Hoy en día, el Museo Arqueológico Nacional de Florencia es uno de los museos arqueológicos más antiguos de Italia y alberga una de las colecciones más ricas de arte antiguo del país. Entre los tesoros expuestos destacan cerámicas, bronces, esculturas líticas, la extraordinaria colección de pequeños bronces etruscos y grecorromanos, y el Monetiere, una de las mayores y más completas colecciones públicas de monedas antiguas.

El museo comprende varias secciones: Etrusca, Romana, Griega, Egipcia, Numismática y otras. Entre los tesoros expuestos, la Sección Etrusca es particularmente significativa, con obras de extraordinaria importancia como la Quimera de Arezzo, una estatua votiva de bronce descubierta en 1533 que representa un animal mitológico con cabeza de león, cola de serpiente y una cabeza de cabra en medio de la espalda. Junto a la Quimera, se pueden admirar otras obras destacadas como L’Arringatore, la estatua de Minerva, y las urnas funerarias de Volterra.