Florencia a través de los ojos de Dante: Un paseo literario por el alma medieval

Donde las piedras hablan, el amor perdura y el exilio se convierte en eternidad

La ciudad que escribió a Dante

Florencia no es solo mármol, cúpulas y mercados de cuero. Es una ciudad tejida con versos. En cada esquina del laberinto medieval, entre arcos de piedra y vitrales dorados, late la memoria de Dante Alighieri. Aquí, el poeta no es una estatua: es una presencia viva. Su Divina Comedia —ese viaje al Infierno, Purgatorio y Paraíso— no fue solo un poema, sino un mapa íntimo de esta ciudad. Este artículo no es una guía, sino una invitación a caminar con los ojos del siglo XIII, a escuchar el eco de un genio que transformó el dolor en arte.

Primera parada: El barrio donde todo comenzó

En Via Santa Margherita, el aire huele a historia. Aquí, entre tabernas que sirven ribollita desde hace siglos, se alza la Casa Museo di Dante. No es la casa original —demolida en el siglo XV—, pero su fachada de piedra y sus ventanas enrejadas nos transportan a 1265. En el primer piso, bajo vigas de madera oscura, una recreación del escritorio del poeta muestra plumas de ave y pergamino. «Aquí nació el italiano», susurra una guía mientras señala un facsímil de La Vita Nuova.

Horario: Abierto todos los días de 10:00 a 18:00 (invierno) y hasta las 19:00 (verano).
Precio: Entrada general 8€.

En el patio interior, un pozo medieval refleja el cielo. Es fácil imaginar al joven Dante, con su nariz aguileña y túnica sencilla, recitando versos a la sombra de los cipreses. No se pierda: La sala dedicada a Beatrice, donde retratos del siglo XIX la muestran como un ángel de túnica blanca.

A dos minutos a pie, la Iglesia de Santa Margherita dei Cerchi guarda un secreto: bajo su nave románica, una losa de mármol sin inscripciones se considera la tumba de Beatrice Portinari. Las cartas de amor apiladas a su alrededor —escritas en italiano, japonés, español— son testigos de que el mito trasciende siglos. Junto al altar, una piedra desgastada marca el lugar donde, según la tradición, Beatrice se arrodillaba. «Ella tenía 24 años cuando murió», explica un monje mientras enciende una vela. «Dante la convirtió en eterna».

Horario: Lunes a sábado de 10:00 a 12:00 y de 15:00 a 17:00.

Segunda parada: El baptisterio que inspiró el Paraíso

El Baptisterio de San Giovanni es un cofre de oro. Aquí, Dante fue bautizado en 1266, y aquí volvió mentalmente durante su exilio, llamándolo «il mio bel San Giovanni». Sus mosaicos bizantinos —ángeles y demonios en fondos dorados— no solo decoran la cúpula: son la semilla del Paraíso. «Observen el Juicio Final», dice un historiador del arte a un grupo de turistas. «Este Cristo severo, rodeado de elegidos y condenados, es el mismo que guía a Dante en su viaje».

La Puerta del Paraíso, aunque creada por Ghiberti dos siglos después, parece materializar los versos dantescos. En sus paneles, Adán y Eva son expulsados del Edén con una expresión que recuerda a los condenados del Infierno. Al salir, un letrero en la plaza resume la paradoja: «Dante amó este baptisterio, pero Florencia lo exilió. Ahora, su estatua lo vigila desde lejos».

Tercera parada: Las campanas que aún suenan a destierro

La Badia Fiorentina, con su torre octogonal, fue el telón de fondo de la juventud de Dante. Sus campanas —las mismas que marcaban las horas de rezos en el siglo XIII— se mencionan en el Paraíso(Canto XXXI). Hoy, los viernes a las 18:00, un coro de monjes entona cantos gregorianos bajo los frescos de la Virgen protectora. «Escuchen bien», advierte un asistente. «Esta melodía es la que Dante oyó antes de perderlo todo».

Horario: Lunes a sábado de 09:00 a 17:00.
Entrada: Gratuita.

A 300 metros, el Palazzo Vecchio alberga una ironía histórica: en la Sala dei Priori, un fresco de 1465 muestra a Dante con la Comedia en mano, señalando el Infierno. Justo aquí, en 1302, se firmó su sentencia de exilio. En la plaza, su estatua de mármol —erigida en 1865— mira hacia la iglesia de Santa Croce, donde una tumba vacía espera sus restos. «Florencia lo expulsó, pero no puede vivir sin él», comenta un vendedor de libros antiguos.

Horario: Palazzo Vecchio abre de 09:00 a 23:00 (excepto jueves: hasta las 14:00).
Entrada: 12,50€.

Cuarta parada: El Infierno en las calles ocultas

Detrás del bullicio de Via dei Calzaiuoli, Via Dante Alighieri parece congelada en el tiempo. Una placa en el número 10 señala: «Aquí estuvo la casa de los Portinari». Beatrice vivió aquí, a solo metros de su amado, pero su destino fue el de Julieta: casarse con otro y morir joven.

Cerca, la Torre della Castagna —una fortaleza de piedra oscura— fue refugio de los güelfos antes del exilio. Subir sus escaleras estrechas es entender el miedo de Dante: «Desde aquí vieron arder sus casas», dice un cartel.

Y en la Piazza della Repubblica, donde hoy giran carruseles, estuvo el Mercato Vecchio. En la Comedia, Dante ubica aquí a los avaros, condenados a empujar piedras. «¿Ven esos adoquines?», pregunta un guía. «Son los mismos que pisó el poeta».

El legado que Florencia no pudo exiliar

Cada 25 de marzo (Dantedì), Florencia se convierte en un escenario vivo. En 2023, el actor Roberto Benigni recitó el canto del Paraíso frente al Duomo, mientras turistas y locales repetían: «L’amor che move il sole e l’altre stelle». En la Biblioteca Nazionale, la Società Dantesca custodia joyas como el Codice Trivulziano, un manuscrito del siglo XIV con anotaciones al margen que revelan cómo los lectores medievales lloraban o reían con los versos.

Pero el verdadero homenaje está en los detalles:

  • En la Gelateria La Carraia, el helado Dolce Dante (chocolate amargo y nueces) evoca los sabores de su época.
  • En Santa Croce, la tumba vacía del poeta tiene siempre flores frescas, llevadas por alguien que prefiere el anonimato.
  • Y en Rávena, cada septiembre, una antorcha ilumina el viaje de Florencia a la tumba real, como si Dante siguiera tendiendo puentes entre ambas ciudades.

Para llevar en el corazón:
Al abandonar Florencia, mire hacia atrás. Las mismas calles que condenaron a Dante son las que hoy lo elevan. Como escribió en el Infierno«No hay mayor dolor que recordar los tiempos felices en la miseria». Pero Florencia, al fin, ha convertido su miseria en belleza.

Si os gustaría saber mas sobre Dante, os dejamos aquí la ruta de Dante Alighieri por la Toscana

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