El mes de diciembre ha llegado, trayendo consigo ciudades iluminadas, escaparates decorados con esmero y un ambiente mágico típico de estas fechas. Al igual que las luces y adornos, en Italia hay tradiciones navideñas que se transmiten de generación en generación: las comidas en familia el día de Navidad, las cenas de Nochebuena y, por supuesto, la etiqueta de llevar algo especial si se visita la casa de un ser querido. Aquí surge la gran pregunta que divide a los italianos (y a los amantes de la gastronomía): «¿Panettone o Pandoro?»
Ambos son los reyes indiscutibles de las mesas festivas, presentes en los supermercados desde principios de noviembre hasta enero. Pero ¿qué hace que estos dulces típicos sean tan irresistibles y tan esenciales en la tradición navideña italiana? Hoy te invitamos a descubrir los secretos y las historias que los convierten en auténticos emblemas de la Navidad, comenzando con el Pandoro, un dulce que, a mi parecer, ha sido subestimado frente a su célebre hermano, el Panettone.
Pandoro: el suave y exquisito rey de la Navidad italiana
El Pandoro, con su textura esponjosa y el inconfundible aroma de mantequilla y vainilla, es uno de los símbolos indiscutibles de la Navidad en Italia. Su elegancia radica no solo en su sabor delicado, sino también en la historia que lo rodea, un relato que se remonta a siglos atrás y que refleja la maestría de la pastelería italiana.
Un origen envuelto en misterio y lujo
Como ocurre con muchas recetas icónicas, los orígenes del Pandoro están envueltos en un halo de misterio. Algunos historiadores sugieren que el nombre proviene del «pan de oro», un manjar que data del siglo XVI, en la época de la República de Venecia. Era común en ese tiempo adornar los alimentos más preciados con finas láminas de oro, y entre ellos destacaba un dulce cónico que pudo ser el precursor de este postre.
Otros apuntan a que el Pandoro es una evolución de antiguos dulces europeos, como el Nadalin, un postre navideño veneciano del siglo XIII, con forma de estrella pero menos mantecoso que su descendiente moderno, o el Pan de Viena, una creación austríaca que también empleaba mantequilla como ingrediente principal.
El nacimiento del Pandoro moderno
Si bien sus raíces son discutidas, hay una fecha innegable que marca el inicio del Pandoro como lo conocemos hoy: el 14 de octubre de 1884. Ese día, el maestro pastelero veronés Domenico Melegatti registró su creación en el Ministerio de Agricultura y Comercio del Reino de Italia. Inspirado en el Levà, un postre veronés tradicional que las familias elaboraban en la Nochebuena con piñones, frutas confitadas y una cobertura de almendras y azúcar, Melegatti reinventó la receta. Eliminó los ingredientes originales y añadió huevos, mantequilla y azúcar, dando como resultado un dulce esponjoso, sin corteza y con la emblemática forma de estrella de ocho puntas, diseño atribuido al artista Angelo Dall’Oca Bianca.
El Pandoro, con su simplicidad sofisticada y su receta impecable, no solo se convirtió en un símbolo de las festividades, sino también en un emblema del arte pastelero italiano.
La fascinante historia del Panettone
El Panettone, ese delicioso postre que adorna las mesas navideñas de todo el mundo, es otra joya de la tradición italiana. Este suave bizcocho relleno de frutas confitadas y pasas tiene una historia tan rica como su sabor, con raíces que se entrelazan con leyendas y datos históricos fascinantes.
Los orígenes legendarios del Panettone
La historia más popular sobre su origen nos lleva al siglo XV, a la corte de Ludovico il Moro en Milán. Según la leyenda, durante un banquete navideño, el postre oficial se quemó. Ante la emergencia, un humilde ayudante de cocina llamado Toni improvisó una receta utilizando los ingredientes que tenía a mano: harina, mantequilla, huevos, azúcar y frutas confitadas. El resultado fue un éxito rotundo, y el dulce pasó a llamarse «Pan de Toni», que eventualmente se convirtió en Panettone.
De tradición artesanal a ícono universal
Históricamente, el Panettone se consolidó como un símbolo de la Navidad en Milán y en el norte de Italia, elaborado en hornos locales siguiendo recetas transmitidas de generación en generación. En el siglo XX, gracias a la industrialización, marcas como Motta y Bauli popularizaron el Panettone a nivel nacional e internacional, convirtiéndolo en un imprescindible de las celebraciones navideñas.
El arte detrás del Panettone
La preparación de este postre requiere paciencia y destreza. Su fermentación natural, que puede durar hasta tres días, le otorga su textura inigualable y su característico sabor. Hoy en día, el Panettone es un producto de lujo, con versiones gourmet que incluyen chocolate, licores y frutas exóticas, sin perder su esencia clásica.
Ambos, el Pandoro y el Panettone, representan mucho más que dulces navideños: son un homenaje a la creatividad, la tradición y la excelencia de la repostería italiana.
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